Una maestra en Ámsterdam

En octubre del año pasado mi vida dio un giro inesperado y me mudé a Ámsterdam. Aunque no es la primera vez que vivo en el extranjero, dar un paso de este tipo siempre da un poco de vértigo, al menos al principio, pero la verdad que la ciudad me lo está poniendo bastante fácil.

Ámsterdam es una ciudad relativamente pequeña, preciosa, llenita de canales y por supuesto de bicis. El tema de la bici en esta ciudad (y en el país en general) es impresionante. Podría decirse que la bicicleta es una extensión del cuerpo de todo holandés, de hecho cuando un oriundo (o un expat muy adaptado) hablando contigo hace referencia al tiempo que se tarda en ir de un sitio a otro, tienes que saber que esos minutos que te dice que echa todo los días de casa al trabajo son minutos en bici. Es verdad que una vez que te haces a tener los frenos en los pedales y a una forma de circular que se rige por una-especie-de-armonía-dentro-del-caos-en-la-que-no-existe-prácticamente-ninguna-ley-pero-no-se-sabe-muy-bien-por-qué-motivo-nunca-ocurre-nada, te das cuenta de que poder moverte en bici por una capital con tanta facilidad es maravilloso. Así que mil puntos para Ámsterdam por todo eso y otros tantos por contar a su vez con todas las ventajas de las capitales europeas: su carácter cosmopolita y una gran oferta cultural.

Durante este tiempo, además de pasear junto a bonitos canales y casas de cuento, me he dedicado a finalizar unos cursillos que tenía pendientes y he retomado mi relación de amor-odio con el aprendizaje de la lengua inglesa, además de empezar a estudiar algo de holandés. También he estado investigando cómo funciona la Educación Activa en esta ciudad que, por si no lo sabíais, fue la residencia de Maria Montessori durante sus últimos años de vida, de hecho, la sede de la Association Montessori Internationale se encuentra aquí. Al mismo tiempo, he tenido la suerte de empezar a trabajar dando unos talleres de arte en español para niñas y niños donde me lo paso como una enana y creo que ellos también.

En los próximos posts os iré contando un poquito más sobre mis descubrimientos acerca de otras maneras de educar en los Países Bajos y también sobre mis andanzas como profe de arte en este país. Por lo pronto os regalo estas maravillosas vistas.

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De cuando me convertí en guía Montessori: Introducción